Poema
A TI
Todos tenemos en nuestra vida personas que consideramos seres muy especiales, no sólo por su condición humana, talentos y virtudes, sino también, por las cosas hermosas y profundas que nos hacen sentir y que nos logran inspirar con cada encuentro que tenemos con ellos.
A todas aquellas personas que por diversos motivos son especiales para nosotros, les escribo estas palabras:
A ti, que cuando te conocí alumbraste el camino de mi vida, que le quitaste a mi corazón las duras espinas, que limpiaste mi alma de sus viejas ruinas.
A ti, que me dices palabras de consuelo, que abres las puertas a los recuerdos prisioneros, que me acompañas en mi largo sendero.
A ti, que me ofreces una mano segura y firme, que me sostienes en el amor con lazos invisibles, que me escuchas en mis horas más difíciles.
A ti, que me guías cuando atravieso tinieblas, que una gran comprensión hacia mí alberga, que estás conmigo en los momentos de flaqueza.
A ti, que eres mi ángel cuando la maldad está cerca, que haces que tenga fe en las promesas, quien me alivia cuando el dolor me atormenta.
A ti, que me enseñas a crecer, que mis íntimos secretos te hago saber, que eres la persona a quien no puedo vencer.
A ti, que me has perdonado tantas veces, que me brindas impulso para cruzar mis puentes, a quien mi alma llora cuando está ausente.
A ti, que logras que no sea un ermitaño, que confías en una amistad de tantos años, que no dejas que me convierta en un extraño.
A ti, que me salvas de tantas trampas que se encuentran, que me calmas cuando la rabia de mí se apodera, quien me da ánimos cuando mis ilusiones quedan muertas.
A ti, a quien dejo ver mis momentos de debilidad, que no sé lo que es estar contigo y querer la soledad, que haces que alrededor nuestro siempre exista la verdad.
A ti, quien puede hablarle a mi corazón con diáfana voz, que apaciguas mis horas en las que reniego de Dios, que sé que nunca me pronunciará un adiós.
A ti, que crees que mi ser guarda alguna esencia, que no te dejas engañar por su falsa apariencia, que me inspiras valor cuando algún temor me ciega.
A ti, que poco a poco disipas mis dudas, que no sabes hacer de mí alguna burla, que abres tu corazón cuando mis sentimientos me asustan.
A ti, que en cada encuentro me ofreces algo nuevo, que no te ríes de mis locos celos, que lloras conmigo también en silencio.
A ti, que no dejas que se rompan nuestras cadenas, que escuchas mis tantas penas, a quien extraño cuando por instantes se aleja.
A ti, que me brindas calor cuando de afecto estoy sediento, que descubres en mí lo grande y lo pequeño, a quien le doy todo lo que soy y tengo.
A ti, que no dejas que guarde rencor, que me encuentras cuando pierdo el valor, quien me dice aquí estoy, cuando quieras sentir amor.
A ti, que sabes que nuestro cariño no es frágil, que conquistar un alma como la mía, no es tarea fácil, que doblegas mis furias de manera hábil.
A ti, que te alegras con mis triunfos, que te indignas cuando soy injusto, que me enderezas cuando me equivoco de rumbo.
A ti, que no te dejas avasallar por mi egoísmo, que no me das ratos fingidos, ni me engaña con falsos juicios.
A ti, que me dices que soy libre, que luchas para que nuestro amor nunca expire y que me entrega sueños, que siempre quise.
A ti, a quien considero el amigo más fiel, quien me abraza con dulzura y miel, quien cura mis heridas cuando me corroe la hiel.
A ti, que eres el reflejo de lo que anhelo ser, que eres el espejo donde mi alma se ve, que eres el ser que siempre esperé.
A ti, que tantos minutos de felicidad me has regalado, que encuentras tiempo para estar a mi lado, que no dejas de quererme aunque te haya defraudado.
A ti, a quien siempre amaré,
A ti, a quien jamás olvidaré.
A ti, quien sabe quién eres y estas palabras le dediqué.
Siboney Pérez V.